La Granja, una comunidad con más de 30 años de historia, enfrenta una grave crisis. A pesar de su antigüedad, las calles siguen siendo de tierra, el sistema de aguas negras ha colapsado y una cárcava amenaza con derribar varias viviendas. Los propios vecinos han tenido que construir un puente de madera para poder transitar.
Gutiérrez, un residente local, hace un llamado urgente a las autoridades: “Las condiciones de vida son críticas”. Muchas familias viven hacinadas en ranchos precarios, lo que complica aún más el acceso a atención médica, especialmente para niños y ancianos.
Yorcelis Blanco, madre de cinco hijos, relata su dura realidad. Ella y su pareja sobreviven en un rancho de zinc, enfrentando la inseguridad alimentaria. Su esposo no tiene un trabajo fijo y dependen de “los tigritos” que logra conseguir. “A menudo, nos acostamos sin nada en el estómago; mis hijos salen a buscar mango en el monte”, explica.
La desnutrición crónica es evidente entre los niños de la comunidad, reflejando una situación alarmante que requiere atención inmediata.