Al menos 1.383 civiles han sido asesinados desde que se desataran el pasado jueves sangrientos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad del nuevo gobierno de Siria y grupos leales al depuesto presidente Bashar al Assad.
Así lo dio a conocer el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos. Precisó que en las últimas horas el número de víctimas mortales entre los no combatientes es de 158, “la mayoría alauíes”, la minoría a la que pertenece el exmandatario, 84 en Hama, 49 en Tartús y otras 25 en Latakia.
El organismo especificó que desde el inicio de esta escalada de violencia se han producido 50 masacres, con saldo documentado de 683 civiles muertos en Latakia, 433 en Tartús, 255 en Hama y 12 en Homs.
El Observatorio alertó sobre la posibilidad de que los muertos sean enterrados en fosas comunes “que se convertirán en propaganda que será posteriormente explotada para promover narrativas y beneficiar agendas políticas”.
Eso sería, según la organización, “una amenaza a los derechos de las víctimas y sus familiares y tapa la verdad sobre la ejecución de masacres en masa contra miembros indefensos de la secta alauí”. Además, exigió a las nuevas autoridades del país árabe a que garanticen la rendición de cuentas a los responsables de las matanzas.
Terror. Rihab Kamel, una mujer alauita, declaró a la AFP que se escondió durante dos días con su familia en el baño de su casa mientras hombres armados del nuevo gobierno buscaban a integrantes de su secta para ejecutarlos.
“Cuando pudimos huir de nuestro barrio vimos las calles llenas de cadáveres”, dijo.