Además del aumento de la pobreza en Argentina, la represión a los pensionados y jubilados, la imparable inflación y su lenguaje agresivo, muchos otros factores han contribuido a que la popularidad de Javier Milei siga cayendo en el país suramericano.
El escándalo del criptogate y la estafa de la cripto $LIBRA, sumado al reciente endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional, siguen empujando hacia abajo la tambaleante reputación del presidente argentino, incluso en las redes sociales, donde nació la notoriedad del ultraderechista.
El 61% de las personas está insatisfecho con cómo marchan las cosas en Argentina y solo el 36% lo aprueba, advierte la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública realizada en marzo por la Universidad de San Andrés (UdeSa).
Hace cuatro meses, la insatisfacción alcanzaba al 52%. “El porcentaje de aprobación del Gobierno bajó al 45%: una caída de nueve puntos con relación a la última medición de noviembre”, añade el estudio. Y sostiene que, en el mismo lapso, la imagen negativa de Milei pasó del 44% al 51%, mientras la positiva bajaba del 49% al 43%.
La consultora brasileña Atlas Intel, una de las pocas que anticipó el triunfo de Milei en las elecciones de 2023, registró una marcada caída en la imagen del mandatario ultra: la percepción favorable se desplomó del 54% al 45% entre diciembre y febrero, cuando la valoración negativa subía del 42% al 50%.
“La imagen negativa del Gobierno no hace más que crecer mes a mes. Un 58% desaprueba la gestión de Javier Milei”, señalan los consultores Gustavo Córdoba y Paola Zuban, como conclusión de los sondeos que realizaron este mes.
El índice de confianza en el Gobierno que elabora la Universidad Torcuato Di Tella —que mide en una escala de cero a cinco— le otorgó a la Administración ultra 2,42 puntos en marzo, con “una disminución del 5,4% respecto al mes de febrero”. Fue su cuarta caída mensual consecutiva.
Pero más allá de las encuestas, la merma en la popularidad de Milei se mide en las calles argentinas. Las crecientes protestas contra sus políticas y la acumulación de tres huelgas generales convocadas por sectores obreros en menos de año y medio, hacen tambalear al gobierno ultraderechista.
La primera gran prueba que enfrentará el Gobierno sobre el devenir del humor social serán las elecciones legislativas de este año. Desde abril habrá comicios en distintas provincias y en octubre será la hora del veredicto nacional.